sábado, 28 de febrero de 2009

J.P. Morgan pronostica que economía caerá -0.5% en 2009

Sólo en el sector maquila se han perdido más de 10 mil empleos en los últimos cuatro meses; la industria y la construcción también cuentan los despidos por miles. Por primera vez en más de dos décadas se asoma la posibilidad de una contracción de la economía. El Salvador, según CEPAL, será el país que menos crezca en Centroamérica.




Rodrigo Baires Quezada / Fotos de Archivo El Faro
cartas@elfaro.net


Si se hacen realidad las estimaciones del banco internacional J. P. Morgan Chase & Co., en 2009 la economía salvadoreña se contraerá por primera vez en un cuarto de siglo.

En su análisis de país correspondiente a El Salvador a inicios de este mes, J. P. Morgan vaticina que, con base en los datos macroeconómicos oficiales disponibles, el producto interno bruto (PIB) caerá -0.5% este año respecto de 2008.

De todos los pronósticos que diversas fuentes han hecho públicos en las últimas semanas, el de J. P. Morgan es el más negativo, mientras que en el otro extremo se coloca el del gobierno, que habla de un 2.5% de crecimiento. La historia reciente, sin embargo, muestra que los cálculos del gobierno no se cumplen, pues la economía termina creciendo menos que lo que prevén las cifras oficiales. Entre los dos extremos quedan las estimaciones de organizaciones como Fusades, CEPAL o BCIE.

J. P. Morgan Chase es una de las principales firmas de servicios financieros a nivel mundial, con operaciones en más de 50 países en banca privada, gestión de inversiones, servicios financieros y de garantía.

En las primeras semanas de febrero, tras las elecciones municipales y legislativas y con base en los datos oficiales del Banco Central de Reserva (BCR) y Ministerio de Hacienda, el banco sacó el resumen de la evaluación económica sobre El Salvador. “Recientemente hemos bajado nuestra previsión para 2009 a -0.5% (del PIB), considerablemente inferior a la previsión oficial del 2.5%”, reza el estudio.

Según el informe, J. P. Morgan cifró el crecimiento económico del país en 2008 en un 2.5% del PIB, siete décimas menos que el dato que dio a conocer el gabinete económico del gobierno, y aunque aplaudió la forma en que el Ejecutivo se movió para conseguir 1 mil 200 millones de dólares en créditos para liquidez (800 millones de ellos en fondos de contingencia del Fondo Monetario Internacional, FMI), redujo sus previsiones a niveles que el país no ha visto desde principios de los años 80.

Esta visión mucho menos optimista que la gubernamental la comparten algunos investigadores y economistas, que creen que El Salvador aún no está viviendo la mayor intensidad de la crisis financiera que se desató en Estados Unidos. “Un decrecimiento en la economía es un fenómeno que no hemos visto en los últimos 25 años”, dice el economista Juan Héctor Vidal. Según el profesional, desde 1980, tras el golpe de Estado de octubre de 1979, hasta 1984, el PIB per cápita se redujo a niveles de los años 50. “Mi apreciación es que, en un escenario positivo, alcanzar un 1% de crecimiento del PIB sería bastante”, comenta.

J. P. Morgan no es el único que prevé un mal año para la economía. Diferentes analistas nacionales e internacionales hablan abiertamente de que el país vive ya una crisis económica; que la economía nacional se desacelerará, incluso acercándose al nivel más bajo de todo el quinquenio del presidente Antonio Saca (1.9% del PIB en 2004); y que el impacto directo la crisis financiera internacional terminará de aterrizar en el segundo semestre de este año.

La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), aún sin casarse con números, estimó que la economía salvadoreña creció sólo un 2.6% en 2008, es decir, también abajo del 3.2% que asegura el gobierno. Cuando a sus directores se les preguntó cuánto estiman que crecerá en 2009, se rehusaron a revelar sus cálculos. “No creemos conveniente dar una proyección en este momento, pero vemos que no se podría crecer más de lo que se hizo el año pasado”, sostuvo Antonio Cabrales, presidente de la fundación.

Sin embargo, el reporte ad hoc sí consigna un 1%. Álvaro Trigueros, director de macroeconomía de Fusades, incluso dijo que podría ser menor a 1%. “Es claro que la crisis internacional nos está afectando… esperamos índices de crecimiento muy bajos que podrían andar cerca del 1% o debajo del 1%”.

Y aunque otros análisis son más positivos, tampoco son alentadores. Para la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa), con base en análisis propios realizados hasta la tercera semana de febrero, el país podría crecer entre un 1% y un 1.5%.

Según las proyecciones del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), El Salvador podría crecer entre 0.8% y 1.8%, un dato con el que concuerda CEPAL y que coloca al país con la economía con menor posibilidad de crecimiento para este año en Centroamérica. La Comisión Económica para América Latina prevé un crecimiento del PIB de entre 2.9% y 3.9% para Costa Rica, de entre 2.2% y 3.2% para Honduras y de entre 1.1% y 2.1% para Nicaragua.

El BCIE advierte de unas perspectivas tan negativas como las de hace más de 20 años, cuando la región estaba en guerra, aunque tampoco prevé, por ahora, que vayan a producirse dos trimestres consecutivos con reducción del PIB. “No se ve una recesión económica en El Salvador o en Centroamérica. Aunque sí hay una crisis severa. Se seguirán viendo tasas positivas de crecimiento, aunque muy por debajo de las de los últimos años”, asegura Pablo Rodas Martini, economista jefe del BCIE.

En la práctica, las consecuencias de un bajo crecimiento de la economía se acentuarían más si la inflación tiene una tasa mayor, y eso es justo lo que prevé el BCIE, que calcula que oscilará entre 6.5% y 7%, casi el doble del 3.8% del que habla el Banco Central de Reserva (BCR). Si a esto se agrega una reducción del crecimiento del flujo de remesas familiares, el paisaje no es agradable para mediano plazo. “Ya son 15 meses de recesión y no se ve la salida en el corto plazo. El comercio mundial se va a contraer”, dice Pablo Rodas Martini.

Aún sin que la crisis financiera toque de lleno a El Salvador, la contracción económica en Estados Unidos ya afecta al país con una reducción de la exportaciones, la caída de inversiones extranjeras y la desaceleración del envío de remesas, además de la falta de liquidez en el sistema financiero. ¿Cuándo se espera lo peor? Mauricio Choussy, director ejecutivo de la calificadora de riesgo Fitch Ratings, evalúa que el verdadero impacto de la crisis financiera en Estados Unidos llegará al país en un lapso de nueve meses. Otros economistas prevén que podría ser entre mediados de año y septiembre.

Choussy describe un panorama global de lo que se podría ver en los próximos meses: mayor restricción crediticia, menos inversiones privadas y, por consiguiente, una baja en la actividad económica y un aumento en el desempleo, que en El Salvador es un asunto grave, porque sólo la mitad de la población económicamente activa está empleada. Del otro 50%, un 44% superviven en el subempleo y un 6% no tienen nada en qué ocuparse. Lo que viene es una especie de dominó, y esto lo tiene claro Juan Héctor Vidal, ex director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), quien recuerda la causa del crecimiento económico salvadoreño de los últimos años: “Hay que considerar que el consumo ha jalado el crecimiento del PIB en los últimos ocho años, ante el desempleo y la baja en el consumo se prevé que el crecimiento se venga hacia abajo”.

Desempleo en alza

Federico Colorado, presidente de la ANEP, ya dijo en una entrevista con El Faro que producto de la crisis en los últimos meses en El Salvador se han perdido entre 10 mil y 12 mil empleos. Revela, además, una reducción considerable en el consumo de bienes y servicios y las pérdidas económicas en todos los sectores productivos –comercio, industria y construcción.

Las proyecciones de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) para 2009 tampoco son positivas: más despidos y un crecimiento económico menor al 2% del PIB.

La ASI lanzó voces de alarma en enero pasado. Entre noviembre de 2007 y noviembre de 2008, la industria salvadoreña tuvo que despedir a 7 mil 714 personas; y la asociación cifró su crecimiento en un 3.2% con respecto a 2007. Para los industriales, con una participación del 23% del PIB nacional, si su producción tiende la a baja, seguirá aumentando la tasa de desempleo. Según el gremio, la caída del volumen de producción industrial -cerca al 36% hasta noviembre del año pasado- hizo que los empleos comenzaron a perderse. “Las industrias están produciendo menos, la mano de obra que se requiere es menor”, resume la gerente técnica del gremio, Doris Pineda.

La ANEP sostiene que la mayoría de los despedidos en el sector industrial corresponden a maquilas de confección, un producto directamente perjudicado por la crisis financiera de Estados Unidos, el principal socio comercial de El Salvador. Según datos del BCIE, 70 de cada 100 dólares exportados por el país corresponden a este rubro. Algo que se agrava cuando se observa que la importación de maquila de vestuario ha caído entre 4 y 5% en Estados Unidos. “Sólo en enero pasado, las ventas de ropa han tenido una baja del 7%”, dice Rodas Martini.

Sólo en el sector maquilero, que busca unos 23 millones de dólares para reactivarse en 2009, organismos no gubernamentales y fuentes sindicales cuentan 8 mil 972 personas que perdieron su empleo tras el cierre de 12 empresas entre septiembre de 2008 y enero de este año. Además, en el mismo período, otros 2 mil trabajadores fueron despedidos en diferentes maquilas que evalúan un próximo cierre.


No son los únicos preocupados. El sector construcción mantiene que despidió unas 3 mil personas hasta noviembre de 2008, justo cuando se cerraron los flujos de créditos a nivel nacional e internacional y se dejaron a la deriva varios proyectos. “Hablamos de unos 13 mil empleos, entre directos e indirectos”, sostiene Mario Rivera, presidente de la Cámara Salvadoreña de la Industria de la Construcción (Casalco). Era noviembre, y el gremio dejó de contar.

“El sector está en crisis… salgan a la calle, vean como están los proyectos… Las empresas se están muriendo, unos podrán aguantar y otros no. Es una situación crítica y dura”, subraya el presidente de Casalco. Sus esperanzas las cifra en lo que el gobierno pueda hacer, pero llevan cuatro meses esperando inútilmente. “Necesitamos ya solventar el problema de corto plazo, y que se dé una apuesta del gobierno a la industria de la construcción como una medida anticíclica ante este monstruo que está por venir”, dice Rivera.

El ministerio de Economía reconoce el aumento en la tasa del desempleo y la falta de créditos productivos, pero hace sus propios números. Hasta septiembre de 2008, el país tuvo un aumento de 15 mil puestos formales de empleo; y, en el último trimestre -aún sin números oficiales- posiblemente se perdieron entre 10 mil y 11 mil “Seguimos con 4 mil puestos más, seguimos en números positivos”, sostiene un optimista Ricardo Esmahan.

Los cálculos del gobierno no terminan de convencer a los gremios. “No puedo venir a decir que en el año generamos tantos empleos, cuando las empresas están perdiendo y despidiendo gente. No me esperaba ver de un mil 300 plazas perdidas en octubre a 7 mil 700 en noviembre”, añade Doris Pineda. “La realidad de las empresas es que están perdiendo y despidiendo personal, poco sirve decir que en un año se generaron tantos empleos, porque la realidad es el despido.”

Remesas, a la baja

El desempleo se sumaría a la baja de remesas, que generaría un déficit en la balanza comercial. Un informe de www.remesas.org, una institución sin fines de lucro constituida por economistas de diferentes países, destaca que la baja recepción de remesas afectará este año de manera directa a las naciones centroamericanas y caribeñas, donde este ingreso representa entre el 15% y el 40% del PIB.

Según el Banco Mundial, 200 millones de migrantes en todo el mundo generaron unos 280 mil millones de dólares de remesas a los países en desarrollo, casi tres veces el monto destinado por los países más ricos en concepto de ayuda para el desarrollo. Para 2009, la entidad internacional estima que la transferencia de estos recursos caería hasta un 6%

La economía salvadoreña no estaría exenta de este fenómeno. El Salvador recibió 3 mil 787 millones de dólares en remesas en 2008, según cifras del BCR, que significan un 17.1% del PIB, un aumento de 92.4 millones de dólares con respecto a 2007, y que superan el monto del presupuesto nacional.

Los datos oficiales también mostraban que el crecimiento de las remesas se redujo desde el 6.5%, registrado en 2007, hasta un 2.5% en diciembre pasado; y que cuatro de los últimos seis meses se tuvo saldos negativos en comparación con el año anterior. “El crecimiento de 2008 es el más bajo desde 1992, con excepción de 2002 cuando crecieron en 1.3%”, reza el último informe trimestral de coyuntura económica de Fusades.

Aún así, Luz María Serpas de Portillo, presidenta del BCR, asegura que el saldo era positivo cuando dio a conocer los datos oficiales en diciembre de 2007. “Lo que ha cambiado es la velocidad a la que crecen las remesas, pues han aumentado en relación con lo que se recibió el año pasado”, sostiene.

Sin embargo, las previsiones de crecimiento para las remesas no son muy halagadoras e incluso ya se habla de la posibilidad de que se reduzcan. “Habida cuenta de la actual recesión y el probable aumento del desempleo en Estados Unidos, especialmente entre los hispanos, se prevé que el crecimiento de las remesas será de 0% este año en el mejor de los escenarios”, reza el análisis de J. P. Morgan. La tasa de desempleo entre estadounidenses de origen hispano pasó de 8.6% a 9.2% entre noviembre y diciembre de 2008; al tiempo que la tasa de desocupación entre inmigrantes latinos creció a un 8%, superando el 5.1% con que cerró 2007, según un estudio del Pew Hispanic Center.

En El Salvador, la baja en las remesas afectaría de manera directa a casi 382 mil familias, cerca del 27% de la población, que son receptoras de dinero desde el exterior, según cifras oficiales. Los fondos son destinados en la mayoría de los casos a alimentación, vestido y pago de servicios básicos, y según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), han sido causa de un mejor nivel de vida para la mayor parte de las personas que reciben remesas.

Para el director ejecutivo de la calificadora de riesgo Fitch Ratings, las tasas de crecimiento negativas de las remesas registradas en el último trimestre pronostican un aumento en el déficit comercial. “Las remesas son una forma de financiar el déficit comercial… en la medida en que se ven reducidas éstas vamos a tener por ahí un crecimiento del déficit”, dice.

La percepción privada

¿Medidas a tomar para enfrentar la crisis económica? Desde la ANEP, Casalco, ASI y BCIE se habla de muchas: la creación de un banco de desarrollo productivo, la focalización de subsidios -algo a lo que el gobierno se ha opuesto-, el incremento de programas sociales, implementar una política de diversificación de las exportaciones y de protección a la producción nacional, incrementar los aranceles a la importación, crear nuevos bancos privados de capital salvadoreño, mantener el actual apoyo del 6% a las exportaciones, aumentar el gasto en infraestructura, congelar los salarios en el sector público y flexibilizar los horarios laborales, además de una urgente inyección de liquidez al sistema financiero.

De todas ellas, el gobierno sólo habría realizado tres: aumento del gasto de infraestructura –apalancado por proyectos que estaban en camino antes de que estallara la crisis financiera internacional, como la Cuenta del Reto del Milenio-, el mantenimiento de programas sociales y una primera fase en la inyección de liquidez al sistema financiero. Está última medida, con carácter urgente, todavía plantea muchos reparos en el sector productivo, donde todavía no ven la suficiente transparencia en el mecanismo para colocar los 400 millones de dólares del BID.

Dos meses después del primer desembolso, el sector productivo sigue quejándose de la falta de liquidez para inversión. Entre diciembre de 2008 y febrero de 2009, la banca privada y estatal colocó 113 millones de dólares del préstamo del BID. El BCR realizó el primer desembolso, por 37 millones de dólares, el 23 de diciembre de 2008. En enero se realizaron dos desembolsos más por 58.7 millones de dólares.

El 58% de los fondos otorgados se destinó al sector industrial, según los datos del BCR proporcionados por la Secretaría Técnica de la Presidencia de la República. A pesar de ello, en las últimas semanas, los industriales aseguraron que su sector no había obtenido créditos de la banca. El secretario técnico de la presidencia, Eduardo Ayala Grimaldi, en declaraciones a Diario El Mundo, explicó que esto pudiera deberse a que fueron solicitudes del sector industrial “que no tienen que ver con capital de trabajo ni con operaciones de comercio exterior”.

Federico Colorado, presidente de la ANEP, repite de memoria los datos en líneas gruesas que da la Secretaría Técnica. Pero las palabras del presidente de la ANEP tienen una fuerte carga de duda y las matiza con un “supuestamente se han entregado”. Colorado pide transparencia en el uso de los fondos.

La crisis internacional llegó a El Salvador en el momento en que se agrega un ingrediente de natural complicación: las elecciones. En el caso de la banca, es natural que antes de una elección se produzcan ciertos fenómenos que complican todo. “Días antes de la elección de 2004 hubo una fuga de capital de aproximadamente 300 millones de dólares. La diferencia con este año, es que la banca nacional tenía la alternativa de hablar a sus filiales en el extranjero para solicitar liquidez”, compara el ministro de Economía, subrayando que hace cinco años la banca era salvadoreña, mientras que ahora está en poder de transnacionales.

La falta de liquidez tocó a El Salvador en octubre pasado, cuando banca redujo su cartera de préstamos, principalmente por una restricción de liquidez de sus casas matrices e “incertidumbre electoral”. Esto se sumó al aumento de las tasas de interés, que pasaron de un 7% hasta el 10% o 12%, en algunos casos. También impactó el aumento de 3 puntos en concepto de encaje bancario, que es la reserva que por ley los bancos deben entregar al BCR en custodia como garantía de los depósitos que reciben de sus clientes. A eso se sumó que cerraron las líneas de crédito al sector privado.

Para Choussy, aun cuando la banca radicada en el país tiene liquidez, ésta no se estaría transmitiendo a la economía real por un aumento en la percepción de riesgo. “Los bancos tienen que ser muy prudentes en la asignación de crédito y tomar en cuenta el riesgo de los clientes. Y, en esa medida, ellos otorgan más o menos crédito. Bajo la situación de riesgo, se toma en cuanta que hay que mantener la liquidez para proteger los recursos de los depositantes”, dijo Roberto Rivera Campos, director del Departamento de Estudios Económicos y Sociales (DEES) de Fusades.

Según Armando Arias, presidente de la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa), al verse la magnitud de la crisis financiera y la coyuntura electoral, se tomó algunas medidas para evitar el riesgo de quedarse sin los fondos de sus clientes. “Nuestra prioridad es ser custodios de los fondos del público. En segundo lugar, el prestar dinero”, dice, y recuerda que para la banca no es un negocio restringir los préstamos porque significan pérdidas en sus utilidades. “Todos los sectores estamos absorbiendo el tema de la crisis”.

En la práctica, con menos dinero para inversión, el sector productivo empezó a hacer los primeros ajustes: despidos en diferentes empresas de todos los sectores. Desde Casa Presidencial se habló que la coyuntura electoral, con una campaña proselitista adelantada por varios meses y la incertidumbre de un potencial cambio de partido en el Ejecutivo, hizo que la banca se mostrara más prudente a la hora de dar créditos, tanto los de consumo como los de producción a la empresa privada.

Jorge Daboub, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, reconoce que la inversión nacional y extranjera se encuentra en un “stand-by” por la coyuntura electoral, que ha generado incertidumbre en el sector productivo en general y pérdidas en ventas.

Esto lo confirma el mismo BCIE. “Esperamos un decaimiento de las tasas de crecimiento de toda Centroamérica. Hay razones domésticas, en el caso de El Salvador, donde incide la incertidumbre del resultado electoral”, afirma Rodas Martini. “El inversionista está a la cautela de lo que sucederá el 15 de marzo”.

Sin embargo, para el sector productivo, con o sin elecciones, la realidad es que, así como está la coyuntura económica, todo apunta a un círculo vicioso: más desempleo, menos consumo, más pérdidas.

Fuente: http://www.elfaro.net/secciones/Noticias/20090223/noticias6_20090223.asp